RIVERA DEL DUERO: EL LEGADO DE LA TIERRA EN CADA COPA
RIVERA DEL DUERO: EL LEGADO DE LA TIERRA EN CADA COPA
Food and Beverage > Toast
Por Experiencias Med
24 de abril de 2025
Si el buen vino es un ser vivo, en constante evolución, que nos cuenta la historia de su tierra y su gente, sin duda en la Ribera del Duero, eso se siente en cada copa.
En el corazón justo de Castilla y León, allí donde el río Duero abre camino entre viñedos y colinas, encontramos una de las perlas vinícolas de España. Allí, más de 300 bodegas y una historia presente en cada esquina han logrado algo asombroso: vinos que te conquistan por su carácter y su elegancia.
Cada botella es un trozo de la historia de este país, el fruto de una tradición que han cuidado siglos, del clima que pone a las vides a prueba y de la pasión de quienes labran el terreno. Si eres de esos que te gusta descubrir vinos nuevos, de esos que buscas una aventura diferente en cada vaso, la Ribera del Duero te espera. Te llama a adentrarte en su historia, a abrir botellas llenas de autenticidad y a disfrutar de la pasión que se siente en cada trago.
Uno se adentra en la Ribera del Duero y entiende por qué sus vinos son tan especiales. No es solo la geografía, claro que no. Son esos viñedos que se estiran cuesta arriba, entre setecientos y mil metros, donde el clima pega fuerte. Inviernos de frío intenso y veranos que queman, con esas noches que refrescan de golpe. Esa variación, dicen, es lo que hace que la uva madure a su ritmo, concentrando sabores que después te encuentras en la copa.
Y luego está la tierra, esa mezcla de arcilla, caliza y arena. Cada tipo de suelo le da su toque al vino, como si le pusiera su firma. Es esa combinación, lo que llaman 'terroir', lo que hace que cada botella sea única. No es solo el vino, es la tierra, el clima, la gente que lo trabaja. Es como si cada sorbo te contara una historia, la historia de la Ribera del Duero.
En la Ribera del Duero, si hay una uva que manda, esa es la Tempranillo. Aquí la llaman Tinta del País o Tinto Fino, y es como el alma de la región. Lo que más llama la atención es lo mucho que puede cambiar. Unas veces te da vinos jóvenes, llenos de fruta roja, como si acabaras de cogerla del árbol. Otras, te sorprende con vinos de crianza, reserva o gran reserva, con aromas a cuero, especias y madera, que te recuerdan a esos paseos por el campo.
Esta uva es fuerte, se adapta a lo que le toque. Aquí, los inviernos son de los que te hacen temblar, y los veranos te hacen sudar. Pero ella, ahí sigue, firme. Por eso los vinos de Tempranillo tienen cuerpo, una acidez que te hace salivar, y aguantan el tiempo como pocos.
Con los años, los vinos jóvenes se vuelven más complejos, como si les salieran arrugas de sabiduría. Y los crianzas, reservas y grandes reservas... esos son como un libro abierto, con capas de sabores tostados, balsámicos y especiados, que te cuentan la historia de la tierra. Es una uva que enamora, con su elegancia y su carácter, y por eso es tan querida aquí y en todo el mundo.
Elegir un buen vino es como escoger un compañero de viaje, especialmente cuando tienes tantas opciones como en la Ribera del Duero. Ya sea que busques una botella para celebrar una ocasión especial o simplemente para disfrutar una copa en una tarde tranquila, esta región siempre presenta excelentes alternativas. Puedes encontrar tanto tintos de carácter intenso y estructura robusta, como vinos más suaves y de marcada elegancia, adaptándose así a cada preferencia.
Hemos elaborado una selección de vinos de la región, los cuales, sin duda, sorprenderán tu paladar. Cada añada imprime sutiles variaciones en el perfil del vino, reflejando las particularidades de la cosecha, pero estas etiquetas mantienen una calidad y personalidad constantes, asegurando una experiencia vinícola memorable en cada botella.
Pruno
Elaborado con un 95% Tempranillo y un pequeño porcentaje de Cabernet Sauvignon, este vino envejecido 12 meses en barrica de roble francés despliega aromas a frutas negras maduras, vainilla y un toque especiado. En boca es elegante, con taninos sedosos y una acidez equilibrada. Marida con carnes rojas como ribeye o New York, embutidos finos como jamón ibérico, pastas con salsas cremosas o a base de hongos, y aves como pato o codorniz.
Dominio Fournier Crianza
Un Tempranillo de crianza clásica con paso por barricas de roble francés y americano. En nariz presenta notas de frutos negros, regaliz y un fondo especiado con toques de cacao. Su estructura redonda y persistencia en boca lo hacen ideal para carnes de cordero, pastas con trufa, risottos intensos y quesos curados.
Valdubón Crianza
Este 100% Tempranillo envejecido durante 12 meses en barricas de roble destaca por sus notas de frutas maduras, especias dulces y un sutil toque ahumado. En boca es equilibrado, con taninos redondos y una acidez bien integrada. Acompaña perfectamente cortes de carne como solomillo o picaña, magret de pato, carpaccio de res y quesos añejos como manchego o parmigiano reggiano.
Celeste Crianza
Un Tempranillo elegante y expresivo, con notas de frutos negros, pimienta y cacao. Su crianza en barrica le aporta una estructura firme y un final persistente, logrando un equilibrio perfecto entre fruta y madera. Se disfruta con carnes rojas a la parrilla, cortes gruesos como tomahawk, pescados grasos como el salmón o atún sellado, y platos de caza.
Bela
Se elabora con una base de Tempranillo y un pequeño porcentaje de Cabernet Sauvignon. Este vino, que pasa por barrica, despliega aromas de frutos rojos, notas florales y matices de especias dulces, como cacao y clavo. En boca, muestra taninos sedosos y una mineralidad que aporta elegancia y finura. Su versatilidad lo hace ideal para maridar con atún sellado, costillas de cordero, pastas, paella y carnes rojas.
La intensidad y elegancia son la firma de los vinos de la Ribera del Duero. Son vinos que crecen con el tiempo, que cuentan historias en cada copa y que saben mejor cuando se comparten. Su riqueza de aromas, esas texturas que te envuelven y su capacidad de adaptarse a distintas comidas, los hacen perfectos para quienes buscan algo más que un simple vino. La próxima vez que quieras un vino con personalidad, de esos que dejan huella, deja que la Ribera del Duero te sorprenda.
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